A primera hora de ayer su renuncia tenía cierta gracia pero, minutos después, ya poseía los atributos de la majadería general que envuelve todas las cosas de las artes plásticas contemporáneas. No se debería haber premiado a Santiago Sierra porque su estomagante literalidad y sus ingenuidades sociopolíticas le obligarían a emitir, en el momento más álgido, una ventosidad más para implorar aun más reconocimiento.
Comentarios
Ahora bien, los peor parados del suceso chusco van a ser los del jurado, a quienes les va a tocar el papel del absoluto cretino.
Se lo han ganado.
El interés mostrado por el artista y su premio, en:
Santiago Sierra, Premio Nacional de Artes Plásticas 2010
Santiago Sierra, Premio Nacional de Artes Plástica...
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