"La huella de cada ser humano queda incompleta si le falta el distintivo que da la huella ciudadana y que se traduce en un nombre y una nacionalidad. Un nombre y un apellido que nos liga a nuestros padres y ha de ligarnos a nuestros hijos, y, una nacionalidad que nos sumerge en el destino de un pueblo y en el pulso de una nación...".La afirmación del catedrático Armando Euceda describe perfectamente la situación que viven más de 51 millones de menores en el mundo. Niños que no son registrados al nacer y que por tanto "sin nombre".
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