El Fiscal general del Estado no recurrirá la sentencia de Camps. Es el estreno del señor Torres Dulce, un cinéfilo que ha visto pocas películas sobre estas cosas, y eso explica su absurda decisión, que hará historia. Por dignidad de oficio, al menos, debería hacerlo, pues la conciencia popular y, en criterio de muchos, los obvios hechos sumariados, indican con cierta claridad que lo más probables que el señor Camps se haya movido de forma sugerente en ese tema, secundario pero sobreindicativo, de los trajes.