"Gastar es una palabra fea en alemán, pero el peligro actual no es el gasto sino la deflación", dice George Soros. Mezcla de especulador y visionario, este judío húngaro, que tiene ochenta años y está sordo, pero conserva una lucidez y una chispa considerables, estuvo la semana pasada en Berlín para sumarse a las voces que, a ambos lados del Atlántico, e incluso a orillas del Sena y del Manzanares, critican la estrategia anticrisis del gobierno alemán.