Hace 15 años | Por --98342-- a lavanguardia.es
Publicado hace 15 años por --98342-- a lavanguardia.es

No hay mina más explosiva que la verdad. Ni quiso testigos durante la campaña militar, ni los quiere ahora en los campos de concentración donde se hacinan 300.000 civiles, detrás de alambradas. Batticaloa y Trincomali, paralizadas por los controles militares y por el acecho guerrillero recientemente levantado, ya sólo son paraísos para la cooperación internacional, que muestra aquí su multitud de marcas en otros tantos vehículos. No en vano, a la guerra se sumó aquí, devastadoramente, el tsunami de 2004.