Cuando un despacho de abogados de 400.000 dólares entra en juego, ya nunca se sabrá lo que realmente pasó. Son increibles, pueden cambiar la imagen de alguien, presionar a políticos, manejar la prensa. La pobre camarera guieneana está jodida... ni siquiera creo que pueda pagarse un abogado (y mucho menos una fianza).