Los privilegios de la clase política expuestos en términos contables. Indecencias que llevan a la indignación (la indignación, eso sí, nunca debiera de llevar a prescindir del estado de derecho). Los políticos actuales, en gran medida, son personas sin capacitación contrastada para realizar su importante labor (de hecho, su ineptitud correlaciona, inevitablemente, con la hondura de la crisis que atravesamos), y, sin embargo, están dictando ellos mismos los privilegios de que disfrutan.