Cuando vemos a gente del mundo conduciendo a toda prisa, anticipándose en las filas o insultándonos, nuestra paciencia puede verse probada hasta el límite. Quizá nos sintamos tentados a imitarlos o a desquitarnos, rebajándonos a su nivel de orgullo egoísta...
Comentarios
#0 Tiene usted el mal hábito de deleitarnos con enlaces de su blog casi en exclusiva.
no ¿siguiente pregunta?