Los ayuntamientos, a través de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), han pedido hoy un pacto de Estado, similar a los "pactos de Moncloa", para impulsar la reactivación económica, controlar el déficit, evitar riesgos financieros y favorecer la creación de empleo. Noticia original: http://www.femp.es/Portal/Front/ContenidoDetalle/_N1w1oXtNSY0NK3fbzNCuwPaRNub6YzwI3zypJNWbh_k
Acabar con la crisis rápidamente, eso es lo que quiere todo el mundo. Para que sea rápido, el estado debería poner a todo buen trabajador con el culo en pompa e ir haciendo una alfombra con pétalos de rosa al paso de los empresarios. Pues no señores, esto no debería ser así.
Debemos reformar los cimientos de nuestra economía, anteriormente basada en el ladrillo. Para ello, deberíamos poder encontrar algo que ofrecer al exterior. Esto, claro está, no va a suceder de un día para otro, vamos a tardar años, y eso siempre que encontremos qué podemos ofrecer. Productos rentables que merezcan la pena ser comprados en nuestro país, artículos de calidad inigualable por parte de nuestros competidores o, y esto sería lo mejor y también lo más difícil, algo único que nadie mas pueda ofrecer. Encontrar cosas así, empezar a invertir en ellas y conseguir una buena estabilidad es lo único que puede hacer que se reactive completamente nuestra economía, y para ello hace falta tanto capital como mano de obra. En este sentido, el mercado común puede ser una espada de doble filo: podría ayudarnos con alguna subvención, pero según lo que fuera nos fijaría un límite de producción.
Sea como fuere, debemos salir adelante, y para ello no hace falta denigrar al trabajador ya que, al fin y al cabo, somos nosotros quienes estamos poniendo el pan en la mesa del empresario, no al revés.
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Acabar con la crisis rápidamente, eso es lo que quiere todo el mundo. Para que sea rápido, el estado debería poner a todo buen trabajador con el culo en pompa e ir haciendo una alfombra con pétalos de rosa al paso de los empresarios. Pues no señores, esto no debería ser así.
Debemos reformar los cimientos de nuestra economía, anteriormente basada en el ladrillo. Para ello, deberíamos poder encontrar algo que ofrecer al exterior. Esto, claro está, no va a suceder de un día para otro, vamos a tardar años, y eso siempre que encontremos qué podemos ofrecer. Productos rentables que merezcan la pena ser comprados en nuestro país, artículos de calidad inigualable por parte de nuestros competidores o, y esto sería lo mejor y también lo más difícil, algo único que nadie mas pueda ofrecer. Encontrar cosas así, empezar a invertir en ellas y conseguir una buena estabilidad es lo único que puede hacer que se reactive completamente nuestra economía, y para ello hace falta tanto capital como mano de obra. En este sentido, el mercado común puede ser una espada de doble filo: podría ayudarnos con alguna subvención, pero según lo que fuera nos fijaría un límite de producción.
Sea como fuere, debemos salir adelante, y para ello no hace falta denigrar al trabajador ya que, al fin y al cabo, somos nosotros quienes estamos poniendo el pan en la mesa del empresario, no al revés.