La propuesta sería correcta si el PP fuera un caso psicopatológico, pero no lo es en absoluto. Lo que ha puesto en práctica es una estrategia destinada a crear incertidumbre y alarma de modo artificial y permanente y su propósito es llevar las consecuencias de esa estrategia hasta la saturación, hasta el momento en que la gente crea realmente que las coas van muy mal y hay que cambiar algo; que la incertidumbre y los motivos de alarma son reales.
El silencio, como remedio terapéutico para el presunto loco y la sociedad a la que dirige su supuesta locura, sería el peor de los errores. Cansan, aburren y crispan, pero el tratamiento no puede consistir en dejarles berrear y patear como a un niño absorbente y caprichoso a la espera de que se cansen. Ellos ni son locos ni son niños. Saben muy bien lo que hacen y por qué y hay que desenmascararles día tras día y recapitular periódicamente sus errores y sus trampas. Lo contrario es hacerles el juego.
Comentarios
Tiene más razón que un santo.
La propuesta sería correcta si el PP fuera un caso psicopatológico, pero no lo es en absoluto. Lo que ha puesto en práctica es una estrategia destinada a crear incertidumbre y alarma de modo artificial y permanente y su propósito es llevar las consecuencias de esa estrategia hasta la saturación, hasta el momento en que la gente crea realmente que las coas van muy mal y hay que cambiar algo; que la incertidumbre y los motivos de alarma son reales.
El silencio, como remedio terapéutico para el presunto loco y la sociedad a la que dirige su supuesta locura, sería el peor de los errores. Cansan, aburren y crispan, pero el tratamiento no puede consistir en dejarles berrear y patear como a un niño absorbente y caprichoso a la espera de que se cansen. Ellos ni son locos ni son niños. Saben muy bien lo que hacen y por qué y hay que desenmascararles día tras día y recapitular periódicamente sus errores y sus trampas. Lo contrario es hacerles el juego.