Los vecinos de la remota localidad de Arsal, situada al este del valle de Bekaa y pegada a la frontera con Siria, llevaban temiendo lo peor desde octubre. Cada vez que una incursión del Ejército sirio se llevaba a algún ciudadano de sus calles, o cada vez que sus disparos rompían con impunidad la calma de la villa, causando daños materiales...