Por un lado, la crisis y la obsesión por desestacionalizar obligan a ser creativo y recurrir a fórmulas nuevas; por otro los datos más recientes de polinización en Baleares arrojan unos resultados inusuales: los niveles de polen se han reducido hasta un 20% en los últimos años, lo que confiere al archipiélago una clara ventaja con respecto a otras zonas como Andalucía o Cataluña.