Publicado hace 16 años por --40734-- a enelpaisdelasultimascosas.blogspot.com

El señor Bloom comía con deleite los órganos interiores de bestias y aves. Le gustaba la sopa espesa de menudillos, las mollejas sabor a nuez, el corazón relleno asado, las tajadas de hígado rebosadas con migas de corteza, las huevas de bacalao fritas. Sobre todo, le gustaban los riñones de cordero a la parrilla, que daban a su paladar un sutil sabor de orina levemente olorosa. (...) Fragmento de "Ulises" de James Joyce.