Publicado hace 14 años por folieadeux a culturaparalocos.blogspot.com

Todos en el pueblo sabían que iba a llegar la noche que se lo llevaran y que acabara con un tiro entre ceja y ceja. Quizás su familia se había hecho a la idea de que tarde o temprano acabaría donde todos, detrás de la tapia del cementerio, enterrado con el hijo del panadero o con el maestro de la escuela, acribillado a balazos de rodillas y con las manos atadas a la espalda. Sería rápido, y si tenía suerte no sufriría.