Guy de Maupassant paseaba por el acantilado, cuando vio a lo lejos una figura luchando contra las olas. Entonces se lanzó al agua para sujetar por la cintura al exhausto nadador. Acababa de pescar a un inglés borracho como una cuba, que se deshizo en palabras de gratitud. Aquella buena acción le valió una invitación para almorzar al día siguiente...
Comentarios
Muy interesante...El blog es una joyita.