En asuntos de comunidades, una cosa es la de vecinos, la del edificio en que vives, y otra muy distinta la de tu pueblo o ciudad: cuando a uno le corresponde la presidencia de la comunidad de vecinos, lo habitual es que, cumplido el tiempo, se cedan los trastos al siguiente, y si pude ser más bien antes que tarde. Pero, hete tú aquí que hay alcaldes que, acabado el mandato, repiten y repiten. Puesto que llevan toda la vida «desviviéndose» por sus conciudadanos, bien podremos plantearnos una simple pregunta: ¿sabrán hacer otra cosa?