La universidad, y quienes asumimos la enseñanza, tenemos la responsabilidad de formar en las competencias adecuadas para su actividad profesional y, por supuesto, para integrar estos retos a un proyecto personal de vida. Implica también la insistencia de que asuman una actitud crítica ante el contexto social del cual somos actores, pasivos o activos, pero corresponsables. No se refiere a una formación únicamente técnica; implica una formación integral.