Era una mañana más en Caballito aquel 21 de octubre de 1988. Por la esquina de la avenida Rivadavia y la calle Morelos circulaba la gente con más o menos las mismas preocupaciones que tienen ahora. Pero un hecho tan luctuoso como insólito estaba por suceder. Un perro iba a caer desde el balcón de un piso 13, e iba a provocar, directa o indirectamente, la muerte de tres vecinos que no tenían nada que ver entre sí.
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Cachy también murió. DEP Cachy.