Hace 3 años | Por JanSmite a esquire.com
Publicado hace 3 años por JanSmite a esquire.com

Después de ocho novelas narrando las aventuras de James Bond, Ian Fleming quería que le tomaran en serio. Y para ello James Bond tenía que morir. El problema es que le salió el tiro por la culata. Porque intentó matarlo sin renunciar a él, y claro, así no es posible matar a nadie. En lugar de matarlo -que al fin y al cabo no quería renunciar a la gallina de los huevos de oro, eso por no hablar de que su editor no le habría dejado hacerlo- decidió reducir al personaje a su mínima expresión…

Comentarios

D

Lo siento, pero que artículo más mal escrito.