Hace 7 años | Por Jabiertzo a eldiario.es
Publicado hace 7 años por Jabiertzo a eldiario.es

El torbellino de ideas que surge en la cabeza de un director necesita unas manos que las filtren y las hagan palpables. Esa es la misión del departamento creativo. Pero cuando las tres cuartas partes de una película se basan en la imaginación, esta tarea se vuelve todo un desafío. En Gran Hotel Budapest, el estado ficticio de Zubrowka fue creado al milímetro desde un papel en blanco. Todos los rótulos del hotel, paquetes de galletas, mapas y periódicos dejan un rastro que lleva hasta el estudio de una mujer: Annie Atkins.