Hace 3 años | Por ccguy a jotdown.es
Publicado hace 3 años por ccguy a jotdown.es

A principios de los ochenta, en Rusia, la cosa de grabar un disco era muy sencilla: o lo hacías con el sello del Estado, Melodiya, o te lo autoeditabas con tus ahorros. Y ya está. La gigantesca casa de discos editaba de todo, encargándose también de la distribución y promoción. Algunos podían llegar a vender cifras escalofriantes: varios millones solo en la Unión Soviética. (...) El heavy metal más potente de bandas como Judas Priest o AC/DC tenían que encontrarse pirateados en el mercado negro.