Lo mejor de 'El antropólogo inocente' es el gran sentido del humor con que Barley explica sus vivencias. Después de haberlo leído, puedo afirmar que jamás imaginé que un libro serio, de un antropólogo que escribe sobre una desconocida tribu africana, me pudiera provocar tantas carcajadas. Hasta el punto de llamar la atención de mi hijo de seis años, que se acercaba sorprendido para descubrir que era aquello que me estaba haciendo desternillar de tal manera.
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Contempla este campo... Todas estas son tus lechugas.