Pocos gestos hay tan honestos, puros y civilizados como soltar una hostia. Sin advertencias ni miramientos. Pertenece a esa clase de actos excepcionales que le proporcionan a uno —el que pega— la satisfacción del deber cumplido. Como salir a correr a las seis de la mañana, cenar una ensaladita de apio o incluso no salir a correr a las seis de la mañana (...) Por eso Mario Vargas Llosa atizó con generosidad a Gabriel García Márquez en el vestíbulo del Palacio de Bellas Artes de Ciudad de México el 12 de febrero de 1976.
Comentarios
A este hoy le han traido carbón, fijo.
#1 O un libro de filosofía.
¿Ha vuelto caraanchoa?
¡Caraanchoa!
#5 you win
#6¡ Por segundos!
#7 Así cronometro yo mis polvos.
Jotdown cada día peca más de su complejo de imitador de Pérez Reverte.
Ese blog debería pasar a llamarse ”Cómo disfrazar temas chabacanos con paladas de pedantería”.
A que te suelto dos a ti.
#13 Cierto, cierto... lo olvidé. Tampoco podemos pasar por alto la producción ejecutiva de Terence Hill
BUD SPENCER patrocina este envío 👊
#12 con Chuck norris de co patrocinador. 😂
Wittgenstein tenía más huevos. Nada de hostias. Un atizador de chimenea para amenazar a Popper con Russel de árbitro.
El problema es que muchos no salen a dar la cara y te quedas con las ganas...
Con o sin h?