Hace 5 años | Por --507437-- a elconfidencial.com
Publicado hace 5 años por --507437-- a elconfidencial.com

Dada la habilidad inigualable que Auguste Rodin siempre mostró para esculpir figuras que sugirieran intensidad emocional y tensión y movimiento, resulta casi asombroso que ahora una película dedicada a homenajearle haga precisamente lo contrario, convirtiendo a los seres humanos que la protagonizan —que, además, son artistas llenos de pasión— en algo parecido a pedazos inertes de arcilla. En manos del director Jacques Doillon, las escenas por las que esos personajes transitan se suceden como epígrafes de una entrada de la Wikipedia.