Si en todo Poniente hay prostitutas y los burdeles de Meñique son los mejores, buena parte de las ciudades de la península ibérica poseían estos establecimientos a finales de la Edad Media, aunque era el “barrio rojo” de Valencia el que más llamaba la atención de los extranjeros de más allá de los Pirineos por su gran tamaño.
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Valencia y vicio, un binomio perfecto