Hace 2 años | Por oghaio a infolibre.es
Publicado hace 2 años por oghaio a infolibre.es

Antes, si la Guardia Civil entraba en el despacho de una alcaldesa o alcalde, públicamente se pedía su baja en el partido. Ahora, amortizado el pasado, no hay consecuencias, ni debate, ni escándalo. Otro ejemplo reciente: De todos los contratos bajo sospecha del gobierno de Isabel Díaz Ayuso, con uno saltan las alarmas. A su exnovio, de profesión peluquero, le han fichado en una tecnológica como directivo por su agenda inmobiliaria, según la versión oficial. De 3.000 euros a 500.000 euros en contratos públicos. No ha pasado nada.

Comentarios

D

#3. Es triste, parece que nos hemos acostumbrado tanto a la corrupción, hemos trivializado tanto lo importante que solo importa la fachada (pun not intended). Es tanta la pérdida de valores que les hemos dado la vuelta. El robo nos parece natural, y la honradez risible, el valor reprochable y la zafiedad y lo vulgar 'trending'.

De todos modos, no hagas mucho caso al comentario anterior, ni a este, leí a alguien decir que el "chiquilicuatre" era mejor opción que los actuales en Eurovisión y me salió la vena Reverte.

Un saludo.

D

Ha llegado un punto en que ni ellos disimulan, ni nosotros preguntamos. Nos hemos rendido a la corrupción, reconocemos que si estuviéramos ahí robaríamos como ellos, y que quien no lo haga es tonto.

Dignidad se decía antes, ahora cosa de gitanos e inadaptados, a quienes reprochamos que hablen de honor y de jugarse la vida por la familia...

Y los peores ya los conocemos.

MiguelDeUnamano

#2 Hace unos pocos años, mi padre, de esos currelas de toda la vida y jubilado desde hace mucho, me sorprendió diciéndome: "me tenía que haber metido en política". Convencido como estaba durante mi educación del "trabajar duro", "piensa en el futuro" y demás, al final se ha dado cuenta que, en esta sociedad, lo que cuenta es ser "amigo de", más que intentar hacer lo correcto.

D

¿Tráfico de influencias?