Tras la debacle de las elecciones gallegas reina el silencio en la Nueva Política. Ni una sola asunción de responsabilidades. Ni un solo peso pesado junto a Marta Lois en la foto de la noche electoral. Al día siguiente, Galiza de vuelta al olvido hasta que sea preciso improvisar de nuevo candidaturas y campañas. El partido político, una vez más, reducido a maquinaria electoral. Por descontado, no han faltado las falsas promesas de implicación en “la construcción de un proyecto con arraigo en el territorio”. Territorio, se dice.
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