¿Qué harás estas vacaciones? Desconectar. Todos respondemos lo mismo. No veo el momento de aparcar el trabajo y poner kilómetros por medio. Necesito descansar. Necesito desconectar. ¿Desconectar tú? ¡Y una porra!
Así de gilipollas se ha vuelto el personal.
Veo en el tren o vagon de metro gente hipnotizada mirando su movil, pasando con el dedito publicación tras publicación sin prácticamente tiempo material de leer nada en profundidad.
No tengo smarphone por elección personal y cuando salgo a dar un paseo la mitad de las veces el movil se queda en casa, prefiero disfrutar de la vida real y no de la virtual.
Todavía en un tren puede tener sentido pero ya no es sólo en un tren es en cualquier sitio claramente no apto: en un gimnasio, en un concierto, cruzando la calle mientras pasan coches, conduciendo, etc.
Totalmente cierto, recuerdo que cuando era más jóven y me iba de camping con mis padres y hermanos la desconexión era total, sin tele, sin ordenador y sin teléfono. Ni siquiera existía internet y lo más que podías hacer era comprar el periódico o escuchar la radio para enterarte de las noticias.
Hasta me daban pena los caravaneros con la tele puesta todo el día.
A día de hoy el smartphone es un arma de doble filo. Es difícil fijar el límite entre uso y abuso, hasta qué punto lo manejas o te maneja a ti. Yo por mi parte no utilizo ni Facebook ni Twitter ni Instagram pero inevitablemente utilizo whatsapp y telegram e intento no estar pendiente y con ciertas personas intento retrasar la respuesta lo más posible.
Tengo familiares que se van 2 días sólos de viaje y no paran de narrar sus vivencias y me molesta.
Antes las vivencias eran de cada cual, totalmente personales y si acaso a la vuelta del viaje mostrabas las fotos a los sufridos amigos o te daban para alguna batallita. Ahora todo parece que tenga que ser instantaneo y nadie aprovecha la magia de la soledad.
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Así de gilipollas se ha vuelto el personal.
Veo en el tren o vagon de metro gente hipnotizada mirando su movil, pasando con el dedito publicación tras publicación sin prácticamente tiempo material de leer nada en profundidad.
No tengo smarphone por elección personal y cuando salgo a dar un paseo la mitad de las veces el movil se queda en casa, prefiero disfrutar de la vida real y no de la virtual.
Todavía en un tren puede tener sentido pero ya no es sólo en un tren es en cualquier sitio claramente no apto: en un gimnasio, en un concierto, cruzando la calle mientras pasan coches, conduciendo, etc.
Totalmente cierto, recuerdo que cuando era más jóven y me iba de camping con mis padres y hermanos la desconexión era total, sin tele, sin ordenador y sin teléfono. Ni siquiera existía internet y lo más que podías hacer era comprar el periódico o escuchar la radio para enterarte de las noticias.
Hasta me daban pena los caravaneros con la tele puesta todo el día.
A día de hoy el smartphone es un arma de doble filo. Es difícil fijar el límite entre uso y abuso, hasta qué punto lo manejas o te maneja a ti. Yo por mi parte no utilizo ni Facebook ni Twitter ni Instagram pero inevitablemente utilizo whatsapp y telegram e intento no estar pendiente y con ciertas personas intento retrasar la respuesta lo más posible.
Tengo familiares que se van 2 días sólos de viaje y no paran de narrar sus vivencias y me molesta.
Antes las vivencias eran de cada cual, totalmente personales y si acaso a la vuelta del viaje mostrabas las fotos a los sufridos amigos o te daban para alguna batallita. Ahora todo parece que tenga que ser instantaneo y nadie aprovecha la magia de la soledad.