El monopolio de la indignación en España sigue siendo del creyente fervoroso, del meapilas con complejo de cruzado, del capellán, las monjas y los autobuses con parroquianos de diferentes sectas eclesiásticas. Solo el católico cegatón e intransigente tiene derecho a poner el grito en el cielo y sentir que la única sensibilidad que se hiere es la suya. No cae en que con la misma vergüenza que él se rasga las vestiduras cuando cree que se ha ofendido o se va a ofender a su Dios, sus vírgenes y sus santos, alguien que no comulgue con ningún...
Comentarios
Primero nos echaron de la calle impidiendo manifestarnos, luego nos echaron de las escuelas impidiendo enseñar la evolución..
#1 Y se quejan porque queramos echarlos de la educación, el poder, y el tubo por el que el Estado les pasa 6·10⁹ €. En fin.
Yo creo que la única manera de tener derechos sería que los ateos nos inscribiéramos oficialmente como religión.
Tampoco dejan hacer misas en la Campus Party, ¿no?