La Asociación contra la Corrupción de la Comunidad Valenciana, creada hace diez meses, se ha convertido en el martillo del presidente valenciano Alberto Fabra. Un día airean que su consejero de Gobernación enchufó supuestamente a una treintena de familiares y militantes del PP. Otro, que la abogada de la Generalitat gastó 7.000 euros en móvil. Y un tercero impulsan una querella por malversación para condenar que el dinero público costeó hoteles de la asesora más próxima al barón popular, Esther Pastor.
Comentarios
Però.... i lo bònica que esta València!!!!
Esta gente son unos antivalencianos, a este ritmo acabaran hasta quitandonos las fallas, ya veras, ya....
Pero como se consiguen cosas es quemando contenedores. Que os quede a todos muy claro.
#1 Bueno, de momento, estos socios de Manos Limpias todavía no han conseguido nada: en la noticia sólo leo "presunto" y "presuntamente".
#3 Bueno, si te refieres a grandes victorias, no, pero hay gente que está denunciando vía esta asociación, por ejemplo.
#1 Las denuncias de corrupción están muy bien de cara al desgaste político (un desgaste político bien calculado por los corruptos, no te quepa la menor duda) y el castigo en las urnas; porque tal y como está actuando la justicia, la cosa tampoco pasa de ahí. Sin embargo hay momentos en los que la movilización pacífica y la denuncia sencillamente no funcionan.
#5 ¿Quieres decir que la infanta contaba con que iba a ser imputada y los intentos de que no la imputen han sido de cara a la galería? ¿O que Bárcenas tiene perfectamente calculado que iba a pasar por prisión?
A mí me parecen victorias y muestras claras de que el poder judicial no está tan podrido.
#6 La infanta no va a pisar el talego y ya puestos, su marido tampoco, y Bárcenas es un delincuente, sí, pero también es el cabeza de turco que se va a comer él solito el marrón del que tiene parte más de medio Gobierno.
Hablando de la infanta, ¿dónde deja la figura del "fiscal defensor" la limpieza del poder judicial? Otra buena muestra de limpieza del poder judicial es el hecho de que en casos de corrupción tan acojonantes como el caso Blesa y el Gürtel, los únicos bien jodidos hasta el momento han sido dos jueces.