La receta que guardan las familias rusas tiene muy poco que ver con el exquisito plato creado por el cocinero francés Lucien Olivier que trabajó en Moscú en la segunda mitad del siglo XIX. Hoy lleva principalmente patatas, jamón cocido, huevo, pepinillos, guisantes y zanahorias que pueden acompañarse con manzanas, cebolla y perejil. La de hace dos siglos incluía grévoles, caviar, alcaparras y cangrejos de río.
Este fin de año, por avatares del destino, yo, pucelano en la capital, he cenado con un ruso, una rusa, tres ucranianas y una perra de nacionalidad indeterminada (era con quien mejor me entendía, sin duda). No más decirles que a las 21:00 estaba viendo el discurso de Putin por internet. No entendía nada pero a mis compañeros de mesa del este tampoco parecían darle demasiada importancia al discurso del señor con corbata roja.
De cena no he tenido una ensaladilla rusa sino tres. Había una con sardinas y huevo duro que me ventilé yo solo de lo mortalmente rica que estaba.
Dieron las 12:00 y mientras deglutíamos la última uva los rusos se levantaron de la mesa para ver las demostraciones de los aficionados a la pirotecnia (quien en Madrid viva sabe de lo que hablo) así que me quedé yo solo con las ucranianas.
La mayor de ellas comentó que desde que estaba en España no sentía el cambio de los años como los sentía en Ucrania. Hablaba de dos diferencias esenciales. Una de ellas era que en Madrid no había nieve. Y la otra era que en Ucrania los ingredientes de la ensaladilla era más caros que aquí en España y que por lo tanto eso convertía a la cena de fin de año en algo especial. Recuerdo su frase: "Si uno pone un tomate en la mesa entonces pone un tomate en la mesa. No es cualquier cosa. Hay familias que ahorran para poder cenar especial esa noche". Y eso sin duda da un significado especial a esa noche.
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Este fin de año, por avatares del destino, yo, pucelano en la capital, he cenado con un ruso, una rusa, tres ucranianas y una perra de nacionalidad indeterminada (era con quien mejor me entendía, sin duda). No más decirles que a las 21:00 estaba viendo el discurso de Putin por internet. No entendía nada pero a mis compañeros de mesa del este tampoco parecían darle demasiada importancia al discurso del señor con corbata roja.
De cena no he tenido una ensaladilla rusa sino tres. Había una con sardinas y huevo duro que me ventilé yo solo de lo mortalmente rica que estaba.
Dieron las 12:00 y mientras deglutíamos la última uva los rusos se levantaron de la mesa para ver las demostraciones de los aficionados a la pirotecnia (quien en Madrid viva sabe de lo que hablo) así que me quedé yo solo con las ucranianas.
La mayor de ellas comentó que desde que estaba en España no sentía el cambio de los años como los sentía en Ucrania. Hablaba de dos diferencias esenciales. Una de ellas era que en Madrid no había nieve. Y la otra era que en Ucrania los ingredientes de la ensaladilla era más caros que aquí en España y que por lo tanto eso convertía a la cena de fin de año en algo especial. Recuerdo su frase: "Si uno pone un tomate en la mesa entonces pone un tomate en la mesa. No es cualquier cosa. Hay familias que ahorran para poder cenar especial esa noche". Y eso sin duda da un significado especial a esa noche.
No lo veo raro, cada país usará los ingredientes que tiene más a mano para versionarla. Por cierto ¿gambas en la ensaladilla rusa? ¿dónde?
Russians don't like Russian little salad...
C&P " La RECETA del autor no coincide necesariamente con la de RIA Novosti " Me ha matao
Saludos
#1 Esto debe ser en Rusia como lo de la tortilla sin cebolla
Caviar y cangrejos de río en un plato plebeyo ruso de la Rusia de la miseria y el hambre de los últimos zares? Joder, cuesta creerlo, eh?