El cardenal Richelieu era un gran amante de los animales, y en especial de los gatos. Muchos se reían de este amor desmedido que reflejaba, además de una sensibilidad hacia la gracia y la belleza, un cierto desencanto hacia la compañía del hombre. Tenía catorce de raza angora turco y cuyos nombres han llegado hasta nosotros.Richelieu les encomendaba una misión muy especial: proteger los tesoros de la biblioteca real contra los roedores.Era una tradición sumamente popular quemar gatos en la hoguera durante la noche de San Juan.
Comentarios
'además de una sensibilidad hacia la gracia y la belleza...' Yaaaa, claro... la guitarra es mía y me la follo cuando quiero. Entre el cardi y el cura brasileiro de más arriba(pendientes) ¡tamos apañaos!