Hace 17 años | Por padre a elarcadigital.com.ar
Publicado hace 17 años por padre a elarcadigital.com.ar

El sensible tema de la prostitución que agita las aguas del Viejo Mundo y que alcanza al propio Parlamento Europeo puede sintetizarse así: combatir la explotación sexual es una obligación del Estado democrático, aunque, de manera simultánea, el Estado debe ser garante del ejercicio de las libertades individuales entre las cuales encontramos la libertad de disponer libremente del propio cuerpo. ¿Qué es lo prioritario, qué es lo moral, hasta dónde alcanza el derecho personal?

Comentarios

NAKO1983

Tan sólo quiero hacer notar la enorme diferencia entre la prostitución masculina y la femenina. Un gigoló no trabaja ni por asomo en las mismas condiciones que una protituta, de la misma forma que una protituta de lujo nada tiene que ver con una inmigrante explotada.

D

Muy bueno el artículo. La reflexión me parece muy acertada. La infantilización de la mujer es un hecho (desde diversos sectores). La prostitución, entendida como intercambio de sexo por dinero no me parece ni mejor ni peor que cualquier otro intercambio laboral, siempre y cuando sea de forma voluntaria y libre.
En el momento en que se legalizase y reglase la prostitución como un trabajo más, las mafias desaparecerían, las prostitutas tendrían mejores condiciones laborales y se restauraría la dignidad que se les ha robado

Lobo_Manolo

Un artículo muy bueno. Si se van a prohibir aquellos oficios en los que pueda darse casos de explotación, no sé en que vamos a trabajar, porque habría que ilegalizarlos a todos...