Hace 14 años | Por Tomaydaca a publico.es
Publicado hace 14 años por Tomaydaca a publico.es

Ya hay denuncia. Después de casi un mes, el monaguillo que presuntamente sufrió abusos a manos de un religioso de la orden de los carmelitas descalzos en Burriana (Castellón) se ha decidido a llevar los hechos ante la Justicia. Así lo anunció ayer el fiscal jefe de la Audiencia Provincial de Castellón, Javier Carceller, quien señaló que la víctima, a través de una comunicación electrónica (el joven, ya mayor de edad, reside en Perú desde que sucedieron los hechos), "ha comunicado su voluntad de denunciar".

Comentarios

Esteban_Rosador

Pues si es de los kikos, no me extraña que le hay costado decidirse a denunciar. No me extrañaría que las presiones sean tremendas.

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El caso de Burriana es el primero en España en el que son los propios religiosos quienes ponen en conocimiento de la Fiscalía los presuntos hechos delictivos. La Justicia, no obstante, hasta la fecha no había podido actuar, pues la víctima (perteneciente al Camino Neocatecumenal y que presuntamente sufrió los abusos cuando era monaguillo) aún no había mostrado su intención de denunciar.

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El fraile sospechoso se encuentra en la actualidad en un monasterio de los Carmelitas en Valencia. La Orden, según fuentes del caso, mantiene las medidas cautelares adoptadas en su día contra el monje, que básicamente consisten en que no puede permanecer a solas con ningún menor. Tras conocerse la incoación de la denuncia, el fraile, a través de un escrito enviado por su abogado, negó "categóricamente" las acusaciones y solicitó que se respetara su derecho a la presunción de inocencia".

Por su parte, el arzobispo de Tarragona, Jaume Pujol, condena en su carta para este domingo las "actuaciones deplorables de algunos sacerdotes, poquísimos respecto del total", y recuerda que la Iglesia necesita penitencia, purificación y perdón, pero "también de justicia".

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La denuncia de los carmelitas contrasta con lo que hasta la fecha ha sido práctica común entre los responsables eclesiásticos ocultar los abusos y, como mucho, trasladar al acusado de destino, y se inscribe en la política de "tolerancia cero" que exige Benedicto XVI.

z

Como diría el obispo de tenerife, seguramente fue él el que se le insinuó.