La fiebre restablece las comunicaciones entre las células en zonas del cerebro autista, devolviendo al niño la capacidad de interactuar.Los niños con fiebre superior a 38 grados centígrados tenían períodos de concentración más largos, más habla y mejor contacto visual.
Comentarios
Que lastima que tengan que tener autismo, pero bueno ... no se si esta bien que por tener unos grados mas se comuniquen mejor