En los innumerables debates sobre violencia y videojuegos, una de las expresiones más recurrentes suele ser "me gustan los videojuegos violentos, pero no por ello soy una persona violenta en la vida real". Se trata de una frase que resume bastante bien lo que la mayoría de los aficionados sienten no sólo cuando juegan a videojuegos, sino también cuando disfrutan de cualquier otra forma de entretenimiento con contenidos similares. Ahora bien, ¿por qué somos capaces de mantener esta actitud aparentemente contradictoria?
Comentarios
Que chorrada, la respuesta está bien clara: adrenalina.
La mayoría de la gente no juega "para matar" sino por la tensión constante de "evitar que te maten". Es el mismo tipo de estímulo que una película de terror.
Vale que también está el reto de apuntar bien, medir tus reflejos, o tu capacidad táctica,... pero si no hubiese posibilidad de que te respondiesen, no sería mas que un tiro al plato.
No es por la violencia. Hoy en día hay mucho realismo, pero cuando las consolas de 8 bits la gente jugaba a "matar setas" saltando sobre ellas, y el estímulo era el mismo. Naturalmente hay gente que prefiere vivir una historia realista y pasional en el videojuego, pero no es por la violencia en si.
Si nos gustase la violencia practicaríamos boxeo. Eso es mucho más violento que ningún videojuego ¿por que no lo practicamos? Por que ya el saltar encima de setas nos da el subidón de adrenalina que buscamos, y no necesitamos la violencia real para nada.
#3 Gran comentario. A ver si viene algún papelfumista de la violencia a dar algo de emoción
Y añadiría inmersión y picar a tus amigos.
Siguiente pregunta. ¿Por qué nos gusta el sexo?
¿Por qué nos gusta? Por qué les gusta.
#1 A mí, personalmente, no me gusta. Lo único que he hecho ha sido limitarme a transcribir el título que utiliza el autor para la entrada. Ya en su día me criticó alguien por cambiar un artículo o un pronombre en un titular al publicarlo aquí, así que no lo vuelvo a hacer.
And the political correctness award goes to... #1