Mi mirada se alza fugazmente por encima del libro para contemplar el paso del tiempo que se deja ver en estas calles de la ciudad Condal. Sólo durante unos breves instantes soy capaz de apartar la vista de las hojas que leo repetitivamente sin cesar. Hace ya mucho tiempo, más de diez años, que soy prisionero de este libro que me obliga a deambular sin pausa por estas calles de Barcelona.
Comentarios
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#4 ¿Tas güena? ¿Tienes dólare?
#1 ostia!!! yo también!!! que casualidad...
PARA LLEGAR AL OTRO LADO! NO ESPERA, me lie...
#5 tengo un nabo que me evita andar bien... jejeje
esto
zzzzzzZZZZZZzzzzzZZZZZZZzzzzzzzzzz
Esta me la sé...
LA GALLINA!!!