Romanticismo a 40 grados

Dicen que el musgo sienta bien a los recintos abandonados, y que los pintores, especialmente los románticos, adoran esas ruinas verdosas impregnadas de niebla.

Y con esa esperanza vine hoy a este recinto nuestro de los relatos, pero no hay musgo que resista los cuarenta grados, ni niebla, ni siquiera tema de la semana.

Poco romanticismo se ha pintado representando un solazo de parrilla, gente sudorosa, y perros con la lengua fuera. Imaginaos a Drácula, acojonado en lo más hondo de su tumba. Imaginaos a Frankenstein, huyendo al desierto de Argelia en vez de a las brumas y los hielos del Norte. Nada cuadra, nada encaja en esos escenarios de calor.

Salvo el Infierno, claro. Pero esa ya sería otra historia.