En aquellos tiempos, difíciles de visualizar, preInternet, escribías artículos en los diarios y no tenías ni idea si la gente los leía, mucho menos si gustaban. Hoy puedes contabilizar cuántas visitas has tenido, cómo te han valorado -de uno a cinco- y ver la opinión que la gente tiene de tus artículos y de ti. Tiende a oscilar entre los halagos más exagerados y los insultos más bestias.
Comentarios
Que decepción, al leer Carlin había pensado en George Carlin