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El colectivo, de resistencia pacífica, ha sido recibido con insultos como «putas», «zorras» u órdenes de que volvieran «al prostíbulo» por parte de los presentes, que también han contestado cantando el himno de la Falange Cara al Sol. Agentes de la Policía Nacional han hecho de escudo entre ambos grupos y han llevado ropa a las activistas de Femen, a las que han tomado los datos y que se han retirado sin crear disturbios.
Denuncian que la empresa “descuenta del descanso el tiempo en el que los trabajadores van al baño” y restan de la jornada laboral “los minutos sin atención de llamadas por caídas de internet”.
La irrupción de este nuevo modelo de negocio ha puesto en pie de guerra al movimiento vecinal. No solo por las molestias que pueden ocasionar los olores, los ruidos, los humos, la ausencia de horarios comerciales o el vaivén de bicicletas y motos que reparten. Otro de los aspectos que preocupa, y mucho, es la precariedad que hay detrás de todo esto.
El colectivo, de resistencia pacífica, ha sido recibido con insultos como «putas», «zorras» u órdenes de que volvieran «al prostíbulo» por parte de los presentes, que también han contestado cantando el himno de la Falange Cara al Sol. Agentes de la Policía Nacional han hecho de escudo entre ambos grupos y han llevado ropa a las activistas de Femen, a las que han tomado los datos y que se han retirado sin crear disturbios.
Denuncian que la empresa “descuenta del descanso el tiempo en el que los trabajadores van al baño” y restan de la jornada laboral “los minutos sin atención de llamadas por caídas de internet”.
La irrupción de este nuevo modelo de negocio ha puesto en pie de guerra al movimiento vecinal. No solo por las molestias que pueden ocasionar los olores, los ruidos, los humos, la ausencia de horarios comerciales o el vaivén de bicicletas y motos que reparten. Otro de los aspectos que preocupa, y mucho, es la precariedad que hay detrás de todo esto.