Destaca el exmagistrado que “el atropello más grave contra la soberanía popular y la división de poderes se produjo cuando se privó del escaño al diputado canario Alberto Rodríguez, acusado de haber propinado una patada (año 2014) a un policía durante una protesta contra la presencia del ministro de Educación”. En el desarrollo de su explicación, aporta un detalle que resulta significativo. Se trata del hecho de que “el asunto estuvo retenido en una gaveta durante siete años” y “se desempolvó mágicamente en 2021”. La Sala Segunda del Tribunal Supremo le condenó como autor de un delito de atentado a agente de la autoridad. El fallo tuvo lugar después de que varias personas relataran que la actitud de Rodríguez en aquella manifestación fue completamente opuesta a la que describía la policía, que no tenía más pruebas que su relato. Según los videos que se pudieron ver, como pasara a su vez con el caso de la dirigente morada Isa Serra – condenada también-, no había ninguna prueba que confirmara el relato de la acusación.
Jazztel. No es broma, tengo guardados todos estos teléfonos desde los que Jazztel me ha llamado en diferentes ocasiones para hacer auténtico spam, increíble que esto no esté legislado para prohibirlo. Da igual lo que digas, te seguirán llamando. Indignación. Escoria.
Quien habla de "impuesto para tontos" es también un poco tonto, porque lo plantea como si la gente antes de jugar hiciera un cálculo estadístico de posibilidades, lo hiciera mal, y por eso decidiera jugar. Como si el juego fuese un error de un cálculo hecho fríamente.
Lo cierto es que casi nadie juega por las posibilidades reales de ganar. Cuando se compra lotería, lo que se compra es el bienestar psicológico de pensar que, aun siendo una posibilidad remota, es real; de imaginar lo que haría si le tocara. En definitiva, no se compra una opción viable de ganar, sino el derecho legítimo a soñar, y el bienestar mental que trae esa ensoñación.