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La Ley de Parkinson, anunciada por el británico Cyril Northcote Parkinson en 1957, afirma que el trabajo se expande hasta llenar el tiempo disponible para que se termine. Podemos decir que las tres leyes fundamentales de Parkinson son: “El trabajo se expande hasta llenar el tiempo de que se dispone para su realización”, “los gastos aumentan hasta cubrir todos los ingresos” y “el tiempo dedicado a cualquier tema de la agenda es inversamente proporcional a su importancia” (Parkinson la llamaba ley de la trivialidad).
Alexandra Masangkay Escalona (Barcelona, 1992) es, junto a Luis Tosar y Javier Gutiérrez, una de las estrellas de Los últimos de Filipinas. Se trata de una de las películas históricas españolas más bien valoradas de los últimos años, que describe dramáticamente el sitio de Baler. Esta joven de tan solo 25 años empezó en el mundo de la interpretación por pura casualidad, ya que sus padres siempre fueron muy exigentes en lo que se refiere a su formación, más por motivos culturales que por convicción.
Como el primer trago de cerveza después de un día de trabajo, como el momento de sumergirnos en una bañera de agua caliente en pleno enero, como el sabor de un chupito compartido con nuestros mejores amigos en pleno apogeo, como ese breve momento en que miras fijamente a los ojos a alguien en pleno acto sexual y, de repente, notas como te inunda una sensación que podrías definir como un imperceptible momento de felicidad absoluta.
La Ley de Parkinson, anunciada por el británico Cyril Northcote Parkinson en 1957, afirma que el trabajo se expande hasta llenar el tiempo disponible para que se termine. Podemos decir que las tres leyes fundamentales de Parkinson son: “El trabajo se expande hasta llenar el tiempo de que se dispone para su realización”, “los gastos aumentan hasta cubrir todos los ingresos” y “el tiempo dedicado a cualquier tema de la agenda es inversamente proporcional a su importancia” (Parkinson la llamaba ley de la trivialidad).
Alexandra Masangkay Escalona (Barcelona, 1992) es, junto a Luis Tosar y Javier Gutiérrez, una de las estrellas de Los últimos de Filipinas. Se trata de una de las películas históricas españolas más bien valoradas de los últimos años, que describe dramáticamente el sitio de Baler. Esta joven de tan solo 25 años empezó en el mundo de la interpretación por pura casualidad, ya que sus padres siempre fueron muy exigentes en lo que se refiere a su formación, más por motivos culturales que por convicción.
Como el primer trago de cerveza después de un día de trabajo, como el momento de sumergirnos en una bañera de agua caliente en pleno enero, como el sabor de un chupito compartido con nuestros mejores amigos en pleno apogeo, como ese breve momento en que miras fijamente a los ojos a alguien en pleno acto sexual y, de repente, notas como te inunda una sensación que podrías definir como un imperceptible momento de felicidad absoluta.