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Al igual que aquel personaje de Molière que se maravillaba de hablar en prosa sin saberlo, son muchas las gentes que estos días se pasman del calor que hace en verano. Incluso hay quien lo comenta con la misma perplejidad que a otros les produce constatar la circunstancia de que esté muriendo gente que nunca antes había muerto. Tal vez sea esa la razón por la que la Agencia Estatal de Meteorología acaba de anunciar una subida de seis grados que de aquí a medio siglo va a convertir a España en un país medio tropical.
ÁNXEL VENCE Con tres esposas, una novia, veinte hijos y –lo que es más asombroso– 68 años de edad, el presidente de Sudáfrica Jacob Zuma acaba de darle puerta a una de sus parientas que, al parecer, lo había condecorado con un glorioso par de cuernos a cuenta de un escolta. Es lo que tienen los guardaespaldas: que de tanto andar detrás de uno (o de una, en este caso) terminan por tropezar y echársele encima. Con Mandela, que era monógamo, no pasaban estas cosas.
Al igual que aquel personaje de Molière que se maravillaba de hablar en prosa sin saberlo, son muchas las gentes que estos días se pasman del calor que hace en verano. Incluso hay quien lo comenta con la misma perplejidad que a otros les produce constatar la circunstancia de que esté muriendo gente que nunca antes había muerto. Tal vez sea esa la razón por la que la Agencia Estatal de Meteorología acaba de anunciar una subida de seis grados que de aquí a medio siglo va a convertir a España en un país medio tropical.
ÁNXEL VENCE Con tres esposas, una novia, veinte hijos y –lo que es más asombroso– 68 años de edad, el presidente de Sudáfrica Jacob Zuma acaba de darle puerta a una de sus parientas que, al parecer, lo había condecorado con un glorioso par de cuernos a cuenta de un escolta. Es lo que tienen los guardaespaldas: que de tanto andar detrás de uno (o de una, en este caso) terminan por tropezar y echársele encima. Con Mandela, que era monógamo, no pasaban estas cosas.