En Telemadrid hicieron uno, y por la tontería me presenté a las pruebas de casting. Nos presentaron a los coaches y me parecieron todos medio gilipollas. Me largué de alí con viento fresco y, a pesar de que me llamaron con insistencia para que aceptara participar (les debí parecer carismático, o conflictivo, o cualquiera de las características que busquen en estas mierdas para crear problemas y audiencia); me negué en redondo: querían grabarme en mi casa, en mi trabajo, etc. y yo por ahí no pasaba. Incluso llegaron a amenazarme con que si yo me negaba a participar el resto de gente que había ido conmigo al casting (habíamos quedado previamente para compartir transporte para ir a los estudios de Telemadrid) serían también rechazados, a lo que les respondí que posiblemente les estaba haciendo un favor. Al final me dejaron en paz, no rechazaron a nadie y vi como media hora de uno de los programas cuando finalmente se emitió, lo que me sirvió para alegrarme de mi decisión por haber escapado de semejante ratonera.
#4 A mi no me gusta precisamente por eso, me parece demasiado prosaico: tienes un 53% de posibilidades de darle al bicho y chimpún. Prefiero tira Atb+Hab y cuenta los éxitos, necesito 3; o tira 3d6 y saca más de 12; o tira 1d20 y saca más de 15. Que al final TODOS los sistemas se reducen a "tienes un X% de posibilidades de éxito", de acuerdo; pero verlo tan en blanco sobre negro siempre me ha tirado para atrás.
Impresionante artículo. Por desgracia, Delta es para mí uno de esos juegos que disfruto más leyendo que jugando (odio el sistema percentil de Chtulhu con toda mi alma); pero tengo que reconocer que el Countdown es uno de los suplementos que más he gozado leyendo. El resto lo tengo todo pillado en diferentes bundles y en PDF, pero aún lo tengo pendiente de echarle el diente.
#11 Claro, claro. Porque pasarse tres pueblos siempre ha sido el privilegio de los mismos. Los demás siempre les tenemos que responder con la mayor de las educaciones, no vayan a llorar, pobrecicos. Estoy del puño de hierro con mandíbula de cristal hasta los mismos escrotos. Más Óscar Puente hacen falta en la izquierda, muchos más.
Ah, y el día que un/a Presidente del Gobierno del PP esté dando un discurso en el Congreso y un/a presidente de Comunidad Autónoma (si es de la capital, mejor) del PSOE masculla con NINGÚN disimulo las palabras "qué hijo de puta" y luego en lugar de pedir disculpas lo toma a chanza, cachondeo, chufla y chirigota y el resto del PSOE en lugar de afeárselo lo convierte en eslogan electoral; el día que pase algo de esto, digo, hablamos.
Mis libros de estilo para estas ocasiones en las que me juntara con superricos serían una mezcla entre "La familia de Pascual Duarte", "American Psycho" y "Texas Chainsaw Massacre".
El gran olvidado cada vez que se comenta la obra de Moore. Siempre se mencionan V de Vendetta y Watchmen y se olvidan de grandes (quizá incluso mejores) obras como su saga American Gothic para Swamp Thing o su increíblemente seminal (a pesar de corta) contribución a Miracleman. Curiosamente en ambos casos Moore cogió personajes antiguos y semi-oscuros y los reinventó con complejidad. profundidad y madurez. Y sin necesitar grandes sagas, reboots grandilocuentes ni crossovers más enfocados a exprimir los bolsillos de los fans que a contar grandes historias. Por poner sólo un ejemplo, "La lección de anatomía"; el primer número en el que escribe Swamp Thing es una completa reinvención del personaje en 22 páginas ajustadísimas, en lo que siempre he pensado que era el ejemplo de tebeo perfecto. Después se embarcaría en la saga de "American Gothic" (lo que sería la primera parte de esa "Swamp Thing Saga" que menciona el artículo) en la que exploraría con más profundidad el concepto de Swamp Thing como uno más de los campeones de The Green, una especie de Gaia vegetal mientras recorre los Estados Unidos enfrentando horrores cósmicos traídos de la mano de un cabal global de brujos que quiere liarla parda. Y vaya si lo consiguen.
#9 Sí, recuerdo ir a Salinas, la playa de Avilés (por lo demás de mis favoritas) y el olor perpetuo, constante a industria requemada, a una mezcla como de petróleo ardiendo y no se yo qué más que era absolutamente insano, como al llegar desde fuera parecía que estaba nublado sólo en Avilés hasta que te dabas cuenta de que era el humo de la puta Ensidesa. Recuerdo que por encima de una de las carreteras que llevaba a la playa pasaba una especie de teleférico con vagonetas de carga para mover material, y completamente a pelo. Ah, los ochenta.
#7 Y más teniendo en cuenta que yo iba en los 80, que no habría ni mediciones ni hostias. Bueno, como se suele decir lo que no mata engorda, y como no estoy muerto y sí bastante gordo; pues eso.
Hacía tiempo que no veía tantas variantes del "no, yo no soy racista, soy ordenado" en los comentarios. Claro que conociendo el percal suelo huir de los comentarios de estas noticias como de la peste. De la peste que sois algunos de vosotros, aclaro.