Personalmente soy de los que me gusta ver qué ocurrirá, pero hay ciertas cosas que hay que atar en muy corto. Es cierto que la sociedad necesita una revolución para evitar esas sangrantes diferencias que existen en la sociedad, pero han de ser mucho más lentas, y sobre todo y ante todo, si pretendemos que el puente sea más corto y más ancho, hay que evitar que personas que son capaces de decir estas barbaridades ocupen cargos públicos. El que habla así, en el fondo piensa de esa manera. Os sugiero que leáis una novela llamada "La Historia de la guerra que no le va a gustar a nadie" de Eslava Galán, está bien documentada y se ven los mismos tintes que a finales del 29 del siglo pasado.
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Es de imaginar que una persona con esa formación, no necesite a nadie. ¡Bravo por ella! y lo siento por la empresa que lleve la comunicación, pero...
Si es capaz de ir despacio, será capaz de responder con criterios lógicos y sin equivocarse. ¡Buen reto!, pero quítate a lo que tienes por ahí, que puedes llegar a ser tan afamada en Madrid como lo fue y sigue siendo Enrique Tierno Galván.
Os puedo decir que si me distingo por algo, no es precisamente por la radicalidad, más bien y aunque parezca lo contrario, me rijo por el palo de en medio de la balanza, ¡no la espada de la justicia!, sino el palo de madera de toda vida, el que sujeta los dos platillos.
Es positivo aunque al principio cree alarma social, un cambio radical de políticos, tanto en los Aytos como en las CC.AA., porque lo que no puede ser, es que la sociedad clame al cielo viendo corruptos por todos los lados, sin que la justicia pueda hacer nada y los políticos se sigan choteando de los votantes ¡como si ná!
Ésta puede ser una buena lección, ¡si es que se la aprenden!, para que sepan que cuando las cosas no se hacen bien, todo se puede truncar y salir por Peteneras.