#2, #6, #19, #26 (y otros, pero con menos karma).
Nada como que el muerto fuera malo para que el acto de matar se vuelva, no diré "bueno" (a tanto no llega la cosa, ¿no?), pero sí por lo menos "neutro". Bien lo ilustra el segundo comentario mejor valorado de la noticia sobre la muerte de la diputada:
"Debo tener el corazón muy negro porque no me ha importado en absoluto."
(Debió de escribir "debo de", pero bueno, no es lugar para hablar de gramática).
El primero es una recopilación de méritos que había acumulado la muerta; los cuales méritos, evidentemente, rebajan su categoría de víctima:
disparan-centro-leon-hieren-extrema-gravedad-presidenta-leon/c017#c-17
La conclusión lógica de todo esto es que asesinar no es un acto malo de por sí (por si algún loco lo cree), sino que depende, por supuesto, de la catadura moral de la víctima.
Pero eso nos deja con el hecho bastante perturbador de que, entonces, basta con que uno crea de corazón en la maldad de otro para que el asesinato quede, no diré bendecido como lógico, pero sí, como dice el comentario anterior, en que "no importe en absoluto".
En fin, llámenme fascista (que debo de ser algo de eso, supongo. ¿Eta? ¿Soy Eta, como gusta el PP de decir?), pero yo creo que el asesinato es algo malo de por sí, y lo mismo me da que maten a esta mujer, por hija de puta que fuera (que era una zorra estaba claro), que asesinen a tiros a la Madre Teresa de Calcuta.
Y no es demagogia ni hostias. Sencillamente me da náuseas esta exaltación (o neutralización) de la muerte. Esta cómplice felicidad ante el corrupto muerto que coquetea con la risa nerviosa.
Ya dijo Millán-Astray: "¡Viva la muerte!", y Unamuno le contestó que era una absoluta gilipollez.
Lo mismo da decir: "¡Que se muera, que no me importa!". O, "¡Cómo nos relaja la muerte de los malos!"
Cierro de nuevo con las palabras de Rafael Sánchez Ferlosio, que lo dijo mejor que yo:
"No hay nadie éticamente más abyecto que el que induce su propia bondad o la de sus acciones de la maldad de sus víctimas o enemigos, ni nadie más bellaco que el que declara malo a aquel de cuyo daño necesita o desea desentenderse".
Sé que esto es un suicidio kármico en toda regla, pero supongo que alguien tiene que poner un poco de cordura.
Debo de tener el corazón muy blanco, supongo.
Anonadado me he quedado.