El problema son los profesores, pero por su formación. Alguien que ha estudiado una filología o unas matemáticas, tiene unos amplios conocimientos de la lengua o los números, pero no significa que sepa transmitirlos.
Primero habría que instruir a los profesores de verdad, no con la chufa de máster que hay, que para lo único que sirve es para sacarte la pasta. Alguien que se ha sacado una carrera de química y unas oposiciones puede ser un fiera en lo suyo, pero cuando lo ponen delante de 35 fieras superhormonadas, ¿qué tenemos? la profesión con el mayor índice de depresión.
Además en la parte de las ciencias, los profesores suelen ser gente frustrada que no ha encontrado trabajo de investigación y se ven resignados a enseñar, pero sin pasión por ello.
Y en segundo lugar, al que tiene pasión por la enseñanza, además de su carrera te exigen un idioma (que no te han enseñado, te lo pagas aparte) para hacer el máster de preparación al profesorado (más guita). Y cuando por fin lo tienes todo, a opositar... Después de chupar unos cuantos años de baja consigues una plaza y toda la pasión se ha quedado por el camino, lo único que quieres es acabar rapidito e irte a casa.
Otro problema es que las inspecciones son insuficientes (cuando no inexistentes) ya que nadie evalua el trabajo que hace un profesor más que por estadísticas y ya tienes que hacer algo muy gordo para que te retiren de la plaza. Esta es una de las principales ventajas de la educación privada, que si el profesor no hace bien su trabajo va a la puta calle y meten a otro.
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Aunque parece que interesa más creerse la versión de los medios y el personaje que han montado que escuchar al chaval, aquí os dejo una entrevista que le he hecho a Sergio, que curra conmigo.