No estoy de acuerdo. Los niños no necesitan que se les conciencie para amar la naturaleza. Se sienten naturalmente atraídos por ella, vienen al mundo con ese instinto. Después se les condiciona para que se sientan atraídos por los juguetes de colores chillones y sonidos estridentes. Pero eso no dura mucho. Cualquier persona que tenga hijos sabe que pueden pasar mucho más tiempo jugando con agua, con un palo o una caja de cartón que con cualquiera de esos sofisticados juguetes que enseguida les aburren porque son muy atractivos al principio pero ofrecen pocas posibilidades plásticas y creativas. Y disfrutan mucho más haciendo el cabra en los espacios abiertos que en espacios cerrados.
Portada
mis comunidades
otras secciones
Otra cosa es cuando se les mantiene hipnotizados frente a una pantalla...