Una medida posible (aunque difícil) es ir poniendo en cuestión tus creencias en la religión que nos imbuye: el dinero y las finanzas; dioses dominantes en el altar de la economía "ortodoxa". Una forma de hacerlo: decidir actividades cotidianas por motivos no dominados por estos dioses y esa ortodoxia, atreviéndose a dejarse llevar por motivaciones como el ejercicio físico y mental propios, el acompañamiento afectivo-social, la empatía por los otros (humanos y no humanos), el goce de la serenidad, el placer de la curiosidad, la eficiencia en el manejo de nuestro entorno...
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Una medida posible (aunque difícil) es ir poniendo en cuestión tus creencias en la religión que nos imbuye: el dinero y las finanzas; dioses dominantes en el altar de la economía "ortodoxa". Una forma de hacerlo: decidir actividades cotidianas por motivos no dominados por estos dioses y esa ortodoxia, atreviéndose a dejarse llevar por motivaciones como el ejercicio físico y mental propios, el acompañamiento afectivo-social, la empatía por los otros (humanos y no humanos), el goce de la serenidad, el placer de la curiosidad, la eficiencia en el manejo de nuestro entorno...