No sé, yo a esta noticia le noto cierto tufillo aporofóbico, si nos atenemos a los altos estándares éticos e intelectuales de Menéame, y del capitalismo y la monarquía, porque al implicar indirectamente que la pobreza o la precariedad son cosas malas o negativas de manera objetiva (es decir, para todo el mundo), está también implicando indirectamente que no está bien hacer nacer a los hijos en la pobreza o la precariedad, lo cual es aporofobia, y por tanto está tomando por malvadas o tontas, y está dejando en mal lugar, a todas esas personas, éticas e inteligentes, que, en ejercicio de sus legítimos derechos, consideran que la pobreza, la precariedad y la desigualdad inmerecidas son circunstancias tan estupendas como para incluso defender como un derecho el poder hacer nacer, y criar, a sus propias proles en ellas, a que sus proles también hereden y les agradezcan, en forma de pensiones, esa pobreza, esa precariedad, esa desigualdad inmerecida, ese capitalismo, esa monarquía y esos… » ver todo el comentario
1. No siempre fue así: después de la Segunda Guerra Mundial EE. UU. floreció enormemente. La gente tenía un buen trabajo que le daba para su casa, coche, televisión y todo lo que querían mientras en la URSS tenian cartillas de racionamiento. De hecho se cuenta que cuando Gorvachov en 1989 visito un supermercado en Texas y al ver todo lo que ofrecía dijo (se dice): “Si pudiera mostrar esto al pueblo soviético, habría una revolución.”
2. Los trabajadores tienen la posibilidad de organizarse de forma colectiva sin que haya ningún tipo de asimetría como podría pasar en Marinaleda o las cooperativas de la Corporación Mondragon.
3. Cualquier persona puede ser capitalista, o dicho de otro modo, ser su propio jefe.
El problema nunca fue la propiedad privada ni la oferta y la demanda que es una propiedad natural inevitable. El problema es la acumulación de poder y riqueza en la simbiosis empresarial-estatal. El estado nos ha venido a los monopolios y los monopolios controlan el estado. No hay mas que ver los chanchullos que hay entre las tecnológicas americanas entre ellas y D Trump.
Como decía Bakunin un estado comunista no arreglaría nada, “la «burocracia roja», llamada a convertirse en «la mentira más vil y deleznable que ha urdido nuestro siglo» y tenía razón. Solamente reduciendo el estado y mediante el cooperativismo, es decir mover el poder al pueblo, se puede alcanzar algo
1. No siempre fue así: después de la Segunda Guerra Mundial EE. UU. floreció enormemente. La gente tenía un buen trabajo que le daba para su casa, coche, televisión y todo lo que querían mientras en la URSS tenian cartillas de racionamiento. De hecho se cuenta que cuando Gorvachov en 1989 visito un supermercado en Texas y al ver todo lo que ofrecía dijo (se dice): “Si pudiera mostrar esto al pueblo soviético, habría una revolución.”
2. Los trabajadores tienen la posibilidad de organizarse de forma colectiva sin que haya ningún tipo de asimetría como podría pasar en Marinaleda o las cooperativas de la Corporación Mondragon.
3. Cualquier persona puede ser capitalista, o dicho de otro modo, ser su propio jefe.
El problema nunca fue la propiedad privada ni la oferta y la demanda que es una propiedad natural inevitable. El problema es la acumulación de poder y riqueza en la simbiosis empresarial-estatal. El estado nos ha venido a los monopolios y los monopolios controlan el estado. No hay mas que ver los chanchullos que hay entre las tecnológicas americanas entre ellas y D Trump.
Como decía Bakunin un estado comunista no arreglaría nada, “la «burocracia roja», llamada a convertirse en «la mentira más vil y deleznable que ha urdido nuestro siglo» y tenía razón. Solamente reduciendo el estado y mediante el cooperativismo, es decir mover el poder al pueblo, se puede alcanzar algo